¿Cómo llega la electricidad a nuestras casas?

A diario hacemos uso de aparatos que requieren de electricidad para funcionar. Es muy difícil imaginar nuestra rutina sin ellos. La era moderna los ha hecho paisaje dentro de nuestra cotidianidad, ha hecho que los supongamos naturales, que no los pensemos demasiado sino que los usemos y ya. El hecho de que sólo notamos el fenómeno de la electricidad cuando hay un apagón (es decir, cuando brilla por su ausencia) lo confirma.

Siendo así, pocas veces nos hacemos la siguiente pregunta: ¿Cómo llega la electricidad a nuestras casas? Sin embargo, esta pregunta aborda una cuestión esencial de la que depende el normal desarrollo de la cotidianidad en nuestras casas, nuestras oficinas, nuestras industrias y, en general, la sociedad. Es intrigante el que baste con enchufar una máquina y ésta funcione, la gran mayoría de veces, sin complicaciones. ¿Qué pasa detrás del tomacorriente?

A continuación haremos un viaje desde el momento en que se genera la electricidad hasta cuando ésta carga la batería de nuestro teléfono móvil. Son tres etapas fundamentales: la generación de la electricidad, su transporte, y su comercialización.

Tabla de contenidos

Precauciones que debemos tener con la electricidad

¿Cómo se genera la electricidad?

Como vimos en ¿Cómo se produce la energía eléctrica?, hay muchísimas maneras de generar energía eléctrica. La electricidad es obtenida mediante el aprovechamiento de recursos naturales primarios, que pueden ser renovables o no renovables.

Entre los primeros contamos a los paneles solares y los parques eólicos. Aunque son energías limpias y ofrecen muchísimas ventajas (dirigiéndonos a una prometedor descarbonización de la economía), todavía no gozan de la robustez que tienen formas de obtención de electricidad. La que sí es muy robusta, dada su eficiencia y su longevidad en el campo energético, es la hidroeléctrica.

Entre las segundas formas de obtener energía eléctrica, encontramos a las que hacen uso de combustibles fósiles. Entre estas encontramos a las plantas termoeléctricas, las nucleares y los generadores eléctricos. Estas formas de generar energía son realmente populares, porque son muy eficientes y económicas.

Pero hay algo que tienen en común estas formas de generar energía, con excepción de los paneles solares: funcionan aplicando el fenómeno de la inducción electromagnética. Éste fenómeno, explicado mediante la ley de Faraday, consiste en la estimulación del flujo de electrones libres de un material conductor mediante el movimiento de un campo magnético. Este flujo de electrones libres es, después de “refinarse” en dispositivos y aparatos especializados, la electricidad que consumimos.

¿Cómo se transporta la electricidad hasta nuestras casas?

En las plantas termoeléctricas, que son de las más populares, se generan grandes cantidades de corriente, en términos de amperios. Pero esta cantidad de corriente tiene un voltaje (es decir, a fuerza electromotriz o “presión” con que corre la electricidad) muy bajo. Transportar grandes cantidades de corriente con un voltaje bajo significaría un enorme costo en los materiales, pues se necesitarían cables demasiado gruesos.

Para transportarla, lo mejor es aumentar su voltaje y así abaratar el proceso. Para aumentar el voltaje de una corriente, las centrales eléctricas se valen de los transformadores. Estos dispositivos, básicamente, consisten en dos bobinas y un núcleo común: por una bobina entra la corriente proveniente del generador de la termoeléctrica, y la segunda se encarga de la transmisión de salida.

Aumentan el voltaje gracias a que en su interior, en el núcleo, se crea un campo magnético alterno que hace cambiar alternativamente la dirección de la corriente. Luego, aumentado el voltaje a varios cientos de miles de voltios, la corriente se transporta por unas líneas de transmisión. Aquí, al salir de la central eléctrica, el transporte de la electricidad tiene dos etapas: transmisión y distribución.

Líneas de transmisión

Las líneas de transmisión son aquellas que, cuando viajamos fuera de la ciudad, vemos que cruzan los campos sostenidas en lo alto de grandes estructuras metálicas. Conducen la electricidad a más de 60.000 voltios. Los cables deben estar recubiertos de materiales aislantes y lo suficientemente separados unos de otros para evitar cortocircuitos.

Estas estructuras, por estar expuestas a la intemperie, deben ser muy resistentes. Además, deben contar con pararrayos y sus correspondientes polos a tierra, para neutralizar el impacto de eventuales descargas eléctricas.

En la ciudad, es común que estas líneas de transmisión sean subterráneas. Varias líneas de transmisión, provenientes de diferentes plantas generadores de electricidad, pueden encontrarse en una subestación de distribución.

Sistema de distribución

El sistema de distribución empieza donde terminan las líneas de transmisión: en las subestaciones, donde un colector se encarga de captar su electricidad.

En este punto, en el sistema primario de distribución, se reduce el voltaje a un nivel seguro para llevarlo a la red comercial. Acá el voltaje ronda los 14.000 voltios.

Hay dos tipos de sistemas primarios: de tipo radial, en el que un cable alimentador sale de la subestación y a intervalos se le conectan derivaciones; y de tipo de red, donde a un circuito llegan dos o más cables alimentadores. Este segundo tipo resulta más conveniente, por ser menos propenso a apagones generales.

Más tarde, el sistema secundario de distribución se encargará de bajar nuevamente el voltaje, para hacerlo amigable con los artefactos domésticos. Esto se logra mediante transformadores reductores. De este modo, el voltaje baja a entre 2.400 y 4.800 voltios. Otros sistemas similares se encargarán de bajar el voltaje hasta los conocidos 120 voltios. Los cables, en este punto, son los que usualmente vemos tendidos sobre las calles de la ciudad.

¿Cómo se mide y comercializa la electricidad?

Las líneas eléctricas que vemos afuera de nuestras casas se conectan, mediante conexiones subterráneas, a la caja de conexiones o boca de inspección más cercana. De allí, la electricidad se reparte a los diferentes edificios, casas o apartamentos del sector.

Un contador particular registra la cantidad de corriente consumida por un usuario. Su funcionamiento consiste en un motor con una bobina rotatoria, cuya velocidad de giro depende de la corriente que pase por ella. De este modo, es posible medir cuánta electricidad es consumida por alguien. Las unidades de consumo de corriente eléctrica son el kilovatio-hora; es decir, la cantidad de miles de vatios consumidos en una hora.

Del contador, los cables que llevan electricidad pasan a la caja de fusibles o de distribución. Esta se encarga de repartir la electricidad por toda la red doméstica. Finalmente, un interruptor, o un tomacorriente estarán energizados.

¿Qué hacer cuando falla la red eléctrica?

Como vimos, para que la electricidad llegue a nuestro hogar tiene que pasar por un proceso largo y complejo. Muchas cosas pueden salir mal, aunque la mayoría de veces no ocurra. Sin embargo, ante las eventualidades, si no contamos con un respaldo energético, no es mucho lo que podamos hacer además de esperar a que la electricidad se reestablezca.

Por ello, para evitar una eventualidad de tal tipo, siempre será una buena idea contar con un generador eléctrico, que brinda grandes cantidades de energía al instante de producirse un apagón, ya que es automático y muy autónomo.

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